lunes, 6 de abril de 2015

Día 1: Santiago - Parque Inglés

Desperté a las 5:30 am: todo mal.

Mi bus salía a las 6:10 del terminal Tur Bus Alameda, por lo que pensé que mejor me quedaba en Santiago estudiando este fin de semana largo.

¡Pero no! ya estaba dicho y debía hacerse.

Me levanté como pude y pedí un taxi. Le dije al chofer que me llevara a un cajero automático y luego al terminal. Fue todo muy rápido, pero igual no más llegué 3 minutos tarde y el bus ya no estaba.

Tomé la mochila y me fui al terminal grande. Compré un nuevo pasaje por $100 más que mi compra súper anticipada de Turbus y me fui a Curicó.

En Curicó, aproveché de comprar pasaje de vuelta a Santiago para el Lunes en la madrugada, y tomé el minibus a Molina.

Estoy casi segura de que leí que el minibus terminaba el recorrido en el mismo lugar donde en Molina salía el bus hacia las 7 de Tazas. Error. Llegué a la parada y nada. El chofer me dijo que debía ir al "terminal", y que él iba a hacer el recorrido de nuevo inmediatamente, así que me dejaría en el lugar correcto. Bagán.

Se le olvidó, maldita sea.

Estuve tanto rato en ese minibus que a pesar de haber llegado con 2 horas de más a Curicó, estaba atrasada para tomar el bus de las 12:30 a las Siete Tazas. Definitivamente debí quedarme estudiando, pensé. Tomé una micro de vuelta y finalmente llegué al terminal...tarde. Para mi suerte, habían puesto 2 salidas más de buses, así que sólo debía esperar hasta las 3 en vez de las 5.
Dejé mi mochila en el local y fui a recorrer la plaza de Molina. Hablé por teléfono con Peter y me recomendó 2 lugares para comer. Encontré uno; una sandwichería absolutamente vacía. Seguí en busca del segundo, "Dinocompleto" y me encontré con un grupo de 40 personas aprox. afuera de una pescadería. Recordé que era Semana Santa... por eso la sandwichería vacía. Seguí caminando y llegué a Dikos, un local de comida como lo que buscaba. Pedí la pizza chilena individual que traía carne de vacuno, aceituna, tomate y no me acuerdo. El tamaño individual era un poco más pequeño que la mediana de Telepizza, de hecho, la pizza se salía de la tablita de madera en la que venía servida. Hermoso. No me la pude terminar, creo que dejé un tercio... no sé por qué tanto.





Paseé nuevamente por la plaza de armas (nada que hacer en Molina) y caminé al bus. Me subí y a los minutos partimos al Parque Inglés.

A mi lado se subió un chiquillo de Curicó que iba con sus amigos a Bolsón y luego a la Laguna de las Ánimas. El viaje duró eternas 2 horas y cuando nos bajamos, me invitó a ir con ellos a acampar esa misma noche a Bolsón.  Que no, que buena ya, no, mejor no. Estaba demasiado cargada para hacer un trekking de 4 horas. Mi idea era acampar en Parque Inglés y desde ahí hacer el trekking por el día a El Bolsón.

Me despedí del grupo, tomé mis cosas y me fui a uno de los campings que hay en Parque Inglés. Escogí el último, Las Vertientes. Le escuché decir a alguien que era el mejor, que costaba un poco más caro y que era el más alejado, lo que me hizo suponer que sería el dúper.

Error. Difícil encontrar sitio plano, baños y lavaplatos alejados y horribles, sin luz y sin agua caliente. Lo bueno: el río que pasaba. Armé la carpa y bajé a mirarlo.



Sol, piedras, agua muy helada: tarde bagán.





Fui a comprar pan amasado y tomé once en la carpa. Estudié cálculo y me dormí temprano. Noche fria. Noche cordillerana. Mente incómoda.