Primera vez que viajo en Lan y estuve muerta de hambre todo el viaje porque no alcancé a desayunar. Escogí una barra (?) dulce y unas masas con sabor a sal (y aire) sin amor y un café. Ah! Y 1 caluga, sí, 1 caluga bien miserable. Extrañé el charquicán y el arroz con pollo que tenía Sky, antes de la mala idea de que fuera low cost.
Me vine conversando con mi compañero de asiento; un señor de unos setenta y hartos años que venía viajando con su esposa desde Villa Alemana. Me dijo que era canuto y que ahora podría tener un amigo de aquellos. Me dio chocolate y me pidió que sacara algunas fotos desde mi ventana. Su esposa me mostró la foto de su nieto.
Nuestra escala lluviosa en Puerto Montt fue súper fome: se alargó media hora y llegue a Mocopulli a las 14:00.
Vieeentoo fresco c: de Chiloé
El aeródromo de Mocopulli es bien bonito y pequeño. Cuando llegué ahí, Caro me estaba esperando. Nos fuimos a su casa en Castro, donde estaba Fabiola preparando zapallos italianos rellenos. Llegó el vecino, que estaba invitado, así que almorzamos los 4.
Tomamos siesta y nos levantamos para ir a ver un show en la plaza de Castro las 3. Cuando llegamos estaban haciendo la prueba de sonido de Pascuala Ilabaca, a quien Caro quería escuchar. Antes de que empezara oficialmente, aprovechamos de ir a tomar once.
Estábamos en eso cuando llegó a juntarse con nosotras Muriel, una ex compañera de media que no veíamos hacía años luz. Regresamos de noche -y frío- a ver, escuchar y bailar la presentación de Pascuala, que estuvo harto güena. Nunca la había escuchado y me gustó.
Terminando, Muriel se fue y nosotras con Caro y Fabiola fuimos a un local bien bonito, peque y chori a unas pocas cuadras. Uno de los bartenders me reconoció, ya que él también había estudiado en Utem 390, arquitectura. Pero yo nunca lo había visto, como pasaba con todos los estudiantes de su carrera, que eran un mito en la u.
Comimos, tomamos y nos fuimos en horario de "niñas bien" a la casa.