Caminé alrededor de 1 hora hasta llegar a la Escuela Museo.
El museo es una edificación hermosa en un paisaje también hermoso. La puerta estaba abierta y entré: no había nadie.
Este lugar es una reconstrucción y reformulación de la Antigua Escuela de Cerro Castillo, la que fue levantada gracias a los esfuerzos de los mismos lugareños hace unos 60 años. Como museo, su estructura interna es de las más originales que he visto, y en el se muestran cronologías de distintos ámbitos del desarrollo social de la Villa, Coyhaique y Puerto Ibañez.
Estaba ya casi terminando el recorrido cuando apareció don Domingo, quien me saludó como si nos conociéramos de toda la vida. Don Domingo es uno de los encargados de hacer el recorrido hasta las manos, marcas que dejaron los tehuelches que vivían ahí hace montones de años. Para terminar mi visita dentro del museo, me mostró un video con antiguas imágenes de Cerro Castillo, y luego, me llevó a registrar al laboratorio, que está a unos metros.
Este laboratorio es una gran y moderna construcción que uno no espera encontrar en lugares tan desprovistos como Cerro Castillo. Ahí hacen investigaciones de vez en cuando, los arqueólogos que estudian el sentido con el que esas marcas fueron realizadas.
Me registré como la primera visitante del día y pude ver que el anterior sólo estuvieron ahí 4 personas. Don Domingo me acompañó a ver las manos; para eso, fue necesario caminar unos 15 minutos por un sendero. Al llegar al lugar, se podían ver marcas, en general, pequeñas, por lo que se cree que son de mujeres y de niños solamente. Las marcas son rojas, hechas con óxido, a excepción de una verde; algunas en positivo y otras tantas en negativo. Además, vimos algunas liebres, que cerraron el paseo de forma muy linda. Vi calafate y clavel del campo. Don Domingo fue muy amable y simpático.
Volví al domo a buscar mis cosas. Caminé a donde me habían indicado que salían transfers a Río Tranquilo, pero no había nada. Caminé a la entrada de la Villa y la encargada de informaciones (lo único bueno que se le ocurrió al pueblo) me dijo que ya se habían ido y que podía hacer dedo hasta las 14:00, ya que a esa hora cortaban la carretera por los trabajos en la vía. Como ya casi eran las 13:00, crucé al tiro a hacer dedo al paradero.
Al poco rato llegaron unos trabajadores a esperar que el bus de la empresa los pasara a buscar. Conversé con algunos de ellos y me contaban que la temperatura en el sector, durante invierno, llega incluso hasta los 30 grados bajo cero. También logré que me hablaran sobre el Hudson, volcán aledaño y que ha tenido 2 erupciones heavy metal power los últimos 45 años, afectando principalmente a Puerto Rio Ibañez y a la Villa.
Ahí también me enteré de que volvían a abrir la ruta a las 18:00 hr, lo que me daba mayores esperanzas de salir de Cerro Castillo ese día.
Cuando ya eran las 13:40, el Nico me llevó. El Nico es un guía de pesca que vive en Puerto Bertrand, una localidad ubicada entre Río Tranquilo y Cochrane. Iba todo súper bien hasta que una hora más tarde nos encontramos con que habían cerrado la ruta más adelante, sin considerar a los autos que habían alcanzado a pasar en el punto de partida del cierre, incluido carabineros.
Después de unos 40 minutos dijeron que sólo carabineros podía pasar. Los mortales tuvimos que esperar 3 horas y media para poder seguir el viaje.
Cuando dieron las 17:50 tuvimos que seguir a una camioneta de la empresa encargada de los trabajos para poder pasar, durante unos 3k aprox, que era la extensión del lugar donde estaban rompiendo roca para el ensanchamiento de carretera austral. Luego de eso, todo fue velocidad.
Carretera austral no deja de ser hermosa.
Llegué a Tranquilo a las 19:30 y el Nico siguió a Bertrand. Después de haber estado en Villa Cerro Castillo, Tranquilo era como llegar a Nueva York: era lindo, había bencinera, turismo, locales de comida, casas arregladas: había vida, dentro de todo.
Puerto Rio Tranquilo es pequeño pero amable para el viajero. Es como la versión extra mejorada y lola de Chaitén antes de la erupción. Doble ticket.
Conseguí hospedaje y en la noche salí a comer... ninguna maravilla en todo caso.
Al final del día conseguí un cupo para ir al Glaciar la mañana siguiente. Wuju!