jueves, 26 de febrero de 2015

Día 7: Puerto Varas- Frutillar.

Desperté temprano y me comí parte de la torta del Café Danés, el resto lo boté. Gané el primer puesto de la ducha y me fui a Frutillar. Me bajé justo antes del Teatro del Lago y seguí caminando por la costanera en busca del camping. Viéndome perdida, volví hasta donde había visto un letrero que decía camping a 700 metros, y caminé por la calle perpendicular. Encontré la virgen de referencia, así que entendí que el letrero estaba mal puesto y que los 700 metros eran hacia arriba y no por la costanera. Luego empezó una subida infernal con la mochila puesta. Llegué arriba como subiendo el Chaitén, y luego del potrero de vaquitas estaba el camping. Armé la carpa, almorcé y bajé al lago.






Me senté en una roca a mojarme los pies junto a las gaviotas y unos caracoles nadadores, y fui muy feliz.



Le eché una mirada al Teatro del Lago y pregunté si es que había algún espectáculo en el día para poder conocerlo por dentro. No había hasta el domingo, pero harían una visita guiada media hora después. Compré la visita y aproveché de ir por un barquillo donde todos van por barquillos: un lugar mini al lado de la iglesia Luterana (muy linda) que está casi al frente del teatro. La cantidad de helado es impresionante. Estuve a punto de decirle que no le echara más.

Teatro del Lago

Teatro del Lago


Me tomé el helado rápido y volví al teatro. Era la única en la visita, pero cuando recién habíamos comenzado se sumó una señora bonaerense. Tuvimos la suerte de encontrarnos con un grupo de músicos alemanes ensayando en el anfiteatro. Fue muy lindo escuchar y ver cómo tocaban.

Ensayo en Anfiteatro de Teatro del Lago


Recorrimos hartos sectores, hasta un camarín, y al final conocimos la sala principal. Nos contaba la encargada del tour que uno puede comprar butacas del teatro. Algo así como lo que pasa en el Municipal de Santiago, pero no anual, sino que por toda la vida, por lo que cada una tiene una ranura para poner la placa con el nombre de la persona. Yo no vi ninguna, pero hay compradas alrededor de 80 butacas.


Escenario central


Después de salir de ahí muy feliz, recorrí la costanera, que está llena de casas bellas y cafés donde comer kuchen. Creo sinceramente que deberíamos quemar Frutillar alto y hacer del pueblo algo más pequeño y recorrible.


Circuito Lago Llanquihue, Frutillar: tickeado

Día 6: Ensenada- Laguna Verde- Saltos de Petrohué- Puerto Varas

Tomé desayuno y salí del camping. Di la vuelta y entré a PN Vicente Pérez Rosales como quien va a comprar el pan. Cuando me disponía a comenzar el paseo, resulta que ya había llegado. Laguna Verde está a unos 100 metros de la entrada y yo me dirigía precisamente ahí.

Entrada a Parque Nacional Vicente Pérez Rosales

Laguna Verde



Sé que hace 12 años estuve en ese lugar durante la gira de estudio, así como también en Lago de Todos los Santos, Frutillar, Entre Lagos y Termas de Puyehue, pero mi recuerdo es casi nulo. 

Laguna Verde es muy verde, esto debido a la presencia de 2 tipos de algas que le dan colors. En ese sector hay otro mini sendero, Los Pilleyos, de unos 40 minutos, que pasa, entre otros lugares, por el inicio de la Laguna, donde se ve conectada con el Lago Llanquihue.


Sendero Los Piyellos





Salí del lugar y caminé a Ensenada. Tomé la micro y me bajé en Los Saltos de Petrohué.

El inicio del paseo es un poco triste. Se pasa por 2 puentes que en este momento del año no llevan agua. Los Saltos tampoco llevaban tanta pero se veía lindo igual.



Hay otro sendero ahí mismo, Los Enamorados, donde se puede ver de cerca lo correntoso del río Petrohué. Por último recorrí el sendero Carilemu, que va por en medio de la arborización del sector, un panorama sin tanto show, pero más agradable.


Saltos del Petrohué










Tomé la micro de regreso a Ensenada, almorcé y desarmé la carpa. 



Esperé harto rato la micro a Puerto Varas, me bajé en el centro y caminé 2 cuadras. Una señora me habló y me ofreció camping. Me llevó a su casa, que estaba cerca del centro, en camioneta y junto a toda su familia. 

Armé todo muy rápido y fui a pasear al centro.

Puerto Varas tiene una costanera bien bonita. En general hay harto hotel y residenciales pilolas. Los locales comerciales mantienen la armonía visual del entorno, como lo que pasa en Pucón, aunque de forma más libre. En general hay hartas casas bonitas al estilo alemanote.

Fui al Café Danés, por una once tipo alemana... pero versión danesa. Me lo había recomendado el matrimonio del camping y resultó ser un lugar muy lindo.
En la once venía una panera con pasta de huevo, pasta de pollo pimentón, mermelada de mora y mantequilla, más salame y queso, un trozo de kuchen, torta y un café. 

Cuantos son?- me preguntó el mesero. Sólo yo- le respondí con un poco de miedo.  Escogí un kuchen de frambuesa con crema pastelera y torta de chocolate. 

Cuando me trajeron el tarro grande de Nescafé algo no me calzó.

El kuchen estaba hermosamente rico. El trozo de torta era grotesco y de sólo mírarlo temí por mi integridad, así que lo dejé para el último, hasta que me di cuenta que un mosquito se lo estaba comiendo antes que yo. Le dije al mesero lo del mosquito y que no lo quería. Llegó la señora encargada a mi mesa y me dijo que me daría otro trozo distinto para llevar. Safé de luchar con la torta, pensé. Me comí la panera y en verdad quedé muy normal con la once. Nada del otro mundo, ni en cantidad,ni sabor, ni menos experiencia. 

Salí de ahí no muy grata y fui a recorrer el centro con dirección a la casa-camping. Llegué a la carpa a dormir.

Cuando oscureció salí nuevamente. Me fui por una calle paralela a la costanera, pero nunca llegué al centro. Lo bueno es que conocí la Parroquia del Sagrado Corazón de Yisus que es muy linda y gigante, además de toparme con un recorrido patrimonial de casas como sacadas de Vírgenes Suicidas.

Llegué al centro. Busqué algún local chori, pero Puerto Varas no estaba tan vivo como parecía. Me senté un rato en la costanera a ver las luces reflejadas en el lago y me devolví a la casa.

Circuito Lago Llanquihue, Puerto Varas: tickeado