Pasamos a ver el sector de El Amarillo, y Andrés nos contó que todas las casas del sector habían sido hermoseadas por Tompkins Conservation, dueños del Parque Pumalín, donde precisamente andábamos. Y no sólo eso, sino que en muchos casos las habían arreglado estructuralmente.
Llegamos al sendero hacia el ventisquero Yelcho, del cuál leí cosas como que era bastante complicado y peligroso. Pero nadaaa. Era un sendero -hermoso- más. Nos demoramos 2,5 horas en ir y volver, y aunque el afluente que corría a los pies del ventisquero no era considerable, sí fue suficiente para no poder acercarnos todo lo que nos hubiera gustado.
Al terminar el sendero, descansamos un poco y partimos a las Termas El Amarillo. Almorzamos en los quinchos y estuvimos aproximadamente 2 horas en la piscina antes de devolvernos a Chaitén.
El resto fue dormir.
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