jueves, 26 de febrero de 2015

Día 6: Ensenada- Laguna Verde- Saltos de Petrohué- Puerto Varas

Tomé desayuno y salí del camping. Di la vuelta y entré a PN Vicente Pérez Rosales como quien va a comprar el pan. Cuando me disponía a comenzar el paseo, resulta que ya había llegado. Laguna Verde está a unos 100 metros de la entrada y yo me dirigía precisamente ahí.

Entrada a Parque Nacional Vicente Pérez Rosales

Laguna Verde



Sé que hace 12 años estuve en ese lugar durante la gira de estudio, así como también en Lago de Todos los Santos, Frutillar, Entre Lagos y Termas de Puyehue, pero mi recuerdo es casi nulo. 

Laguna Verde es muy verde, esto debido a la presencia de 2 tipos de algas que le dan colors. En ese sector hay otro mini sendero, Los Pilleyos, de unos 40 minutos, que pasa, entre otros lugares, por el inicio de la Laguna, donde se ve conectada con el Lago Llanquihue.


Sendero Los Piyellos





Salí del lugar y caminé a Ensenada. Tomé la micro y me bajé en Los Saltos de Petrohué.

El inicio del paseo es un poco triste. Se pasa por 2 puentes que en este momento del año no llevan agua. Los Saltos tampoco llevaban tanta pero se veía lindo igual.



Hay otro sendero ahí mismo, Los Enamorados, donde se puede ver de cerca lo correntoso del río Petrohué. Por último recorrí el sendero Carilemu, que va por en medio de la arborización del sector, un panorama sin tanto show, pero más agradable.


Saltos del Petrohué










Tomé la micro de regreso a Ensenada, almorcé y desarmé la carpa. 



Esperé harto rato la micro a Puerto Varas, me bajé en el centro y caminé 2 cuadras. Una señora me habló y me ofreció camping. Me llevó a su casa, que estaba cerca del centro, en camioneta y junto a toda su familia. 

Armé todo muy rápido y fui a pasear al centro.

Puerto Varas tiene una costanera bien bonita. En general hay harto hotel y residenciales pilolas. Los locales comerciales mantienen la armonía visual del entorno, como lo que pasa en Pucón, aunque de forma más libre. En general hay hartas casas bonitas al estilo alemanote.

Fui al Café Danés, por una once tipo alemana... pero versión danesa. Me lo había recomendado el matrimonio del camping y resultó ser un lugar muy lindo.
En la once venía una panera con pasta de huevo, pasta de pollo pimentón, mermelada de mora y mantequilla, más salame y queso, un trozo de kuchen, torta y un café. 

Cuantos son?- me preguntó el mesero. Sólo yo- le respondí con un poco de miedo.  Escogí un kuchen de frambuesa con crema pastelera y torta de chocolate. 

Cuando me trajeron el tarro grande de Nescafé algo no me calzó.

El kuchen estaba hermosamente rico. El trozo de torta era grotesco y de sólo mírarlo temí por mi integridad, así que lo dejé para el último, hasta que me di cuenta que un mosquito se lo estaba comiendo antes que yo. Le dije al mesero lo del mosquito y que no lo quería. Llegó la señora encargada a mi mesa y me dijo que me daría otro trozo distinto para llevar. Safé de luchar con la torta, pensé. Me comí la panera y en verdad quedé muy normal con la once. Nada del otro mundo, ni en cantidad,ni sabor, ni menos experiencia. 

Salí de ahí no muy grata y fui a recorrer el centro con dirección a la casa-camping. Llegué a la carpa a dormir.

Cuando oscureció salí nuevamente. Me fui por una calle paralela a la costanera, pero nunca llegué al centro. Lo bueno es que conocí la Parroquia del Sagrado Corazón de Yisus que es muy linda y gigante, además de toparme con un recorrido patrimonial de casas como sacadas de Vírgenes Suicidas.

Llegué al centro. Busqué algún local chori, pero Puerto Varas no estaba tan vivo como parecía. Me senté un rato en la costanera a ver las luces reflejadas en el lago y me devolví a la casa.

Circuito Lago Llanquihue, Puerto Varas: tickeado

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